Es fácil olvidarse de cuales sean sus derechos en una interacción con la policía. Es un momento de alta adrenalina y, muchas veces, de miedo. Pero es esencial saber si la ley realmente requiere que usted conteste las preguntas de la policía o no, porque lo que dice en las primeras horas después de su arresto podría hacer la diferencia entre una defensa eficaz y una convicción penal.
¿Tengo que hablar con la policía?
La Constitución de los Estados Unidos provee algunos derechos importantes para cualquier persona que afrenta cargos penales, sin importar su estatus migratorio. Uno de los más importantes de estos es el derecho de tener un abogado a su lado cada vez que habla con la policía. Un abogado le puede aconsejar sobre cómo contestar a las preguntas de la policía, y qué no decir para evitar de arruinar su defensa contra las acusaciones.
Este derecho no es automático. Usted tiene que invocarlo claramente. Si la policía le está haciendo preguntas, usted tiene que decirles que está invocando su derecho a permanecer en silencio y su derecho a un abogado. Luego, no diga nada más a la policía hasta que llegue su abogado y usted tenga una oportunidad de consultarlo.
¿Ayudaría mi caso si les hablo?
¡No! Al contrario, hablar con la policía sin la presencia de un abogado es una de las maneras más comunes en que los acusados arruinan su oportunidad de defenderse contra los cargos penales. Una interrogación policial puede ser muy astuta, y es fácil decir algo que podrán usar contra de usted en el proceso judicial – por ejemplo, como una admisión de culpa.
Es importante colaborar con la policía físicamente y no resistir cuando le arrestan. Pero la mejor cosa que puede hacer para su defensa es invocar sus derechos y evitar de decir nada más hasta que pueda hablar con un abogado. Sus derechos constitucionales existen para protegerlo, y para darle la oportunidad de defenderse contra cargos penales.